Saltear al contenido principal

MANIFIESTO DÍA MUNDIAL DE LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO 2021

Hoy, 10 de septiembre, se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, y de nuevo el Teléfono de la Esperanza se suma a esta iniciativa, en esta ocasión con una campaña que tiene como objetivo prioritario acercar esta realidad y despojarla del estigma que la rodea, bajo el lema:

“Tu salud emocional, la mejor vacuna para prevenir el suicidio”.

Cuando tenemos aún muy reciente la renuncia de Simone Biles a participar en los juegos olímpicos de Tokio priorizado por encima de cualquier logro deportivo su salud emocional, cuando cada vez más representantes políticos de diferentes ideologías en nuestro país y en otros países alzan la voz y ponen el foco en ello, y cuando la OMS nos insta a estar preparados para hacer frente a una posible crisis mundial de la salud mental y a un previsible aumento de conductas autolíticas derivada de las consecuencias de la pandemia, desde la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, en el año en que se cumple el 50 aniversario de nuestra fundación, queremos lanzar un mensaje crítico y, al mismo tiempo, lleno de esperanza.

El suicidio es el drama vital más silencioso, es el drama vital más silenciado. Cada año se lleva la vida de más de un millón de personas en el mundo. En nuestro país las últimas estadísticas de 2019 nos hablan de más de 3.600 personas, y son cifran infraestimadas, sabemos que la realidad que deja a miles de familias a nuestro alrededor rotas de dolor es mucho mayor. Muertes que, en muchos casos, pueden prevenirse y evitarse.

A esto añadimos las cifras, no recogidas en las estadísticas, de las tentativas, de los intentos no consumados de personas que han perdido las ganas de vivir, que no encuentran sentido o esperanza para continuar, ni una salida a las difíciles situaciones que viven. Y sumamos además los miles y miles de personas que conviven con todas estas personas y que también sufren por todo ello, acompañantes cercanos que observan impotentes el dolor y el vacío vital de sus seres queridos. Sufrimiento que, en muchos casos, pueden prevenirse y evitarse.

No podemos determinar las cifras exactas, pero sí sabemos lo que más importa, que cada trágica pérdida de vida supone un impacto vital para muchas personas, porque esta realidad supone un auténtico drama humano y social para el que lo lleva a cabo, para su entorno más cercano y nos cuestiona a todos como parte de un mismo grupo social.

En este contexto social, en los últimos tiempos, la vacuna se ha convertido en un símbolo de colaboración y de esperanza para muchas personas, en todo el mundo. Una vacuna que es un claro ejemplo de lo que el ser humano es capaz de hacer con el esfuerzo, la empatía y la solidaridad de muchos, con recursos humanos y materiales necesarios puestos al servicio de un único objetivo, y con voluntad política para ello. Una vacuna protectora, que salva vidas.

Y tenemos otra vacuna, una que nos ayuda a vivir mejor, de una manera más consciente y plena, que nos protege y que también salva vidas porque nos ayuda a prevenir el suicidio. Esta vacuna es el cuidado de la salud emocional de las personas desde su más temprana edad y es la mejor vacuna con la que contamos. Una salud emocional que pasa por comprender y aceptar al ser humano en su conjunto, con sus fortalezas y debilidades; con sus aciertos y sus errores; con sus prodigios y sus monstruos, siempre vulnerable.

Porque cualquiera de nosotros, seres humanos, somos vulnerables, sensibles al sufrimiento. Cualquiera de nosotros en determinadas circunstancias, podemos ser víctimas del desaliento, de la indefensión, del miedo o de la culpa. Cualquiera de nosotros, ante situaciones adversas que supongan un dolor emocional intenso, vivido como intolerable y aparentemente interminable podemos perder el sentido y las ganas de vivir.  Aceptar esta vulnerabilidad, pedir ayuda, dejarnos ayudar, mostrar apoyo, nos da la oportunidad de fortalecernos y de seguir creciendo. Y para esto necesitamos la implicación y el compromiso responsable de todos, JUNTOS.

Cuidar tu salud emocional supone aprender a identificar tus sentimientos y a expresarlos, supone reconocer tus fallos y limitaciones, y también tus fortalezas y potencialidades, supone valorar cada día tus logros.

Cuidar tu salud emocional supone aprender a regular tus emociones y trabajar para flexibilizarte ante los cambios que surjan en la vida, aceptar los reveses y trabajar para no bloquearte con el estrés.

Cuidar tu salud emocional pasa por buscar actividades con las que disfrutes, cuidar y potenciar tus relaciones sociales y tener un estilo de vida saludable

Y cuidar la salud emocional supone fijarte propósitos en la vida, buscar y cultivar razones para vivir, recurso fundamental en la prevención del suicidio.

En el Teléfono de la Esperanza intervenimos directamente en situaciones de crisis, realizamos una tarea de prevención con personas en situación de riesgo tanto en la atención por teléfono como en la atención individual prestada por profesionales. Desarrollamos periódicamente grupos de desarrollo personal y de ayuda mutua, así como talleres terapéuticos para personas que viven crisis vitales específicas. Porque estamos convencidos de que la mejor forma de prevenir el suicidio es promoviendo la salud emocional de las personas desde su más temprana edad.

Hoy es el Teléfono de la Esperanza quien eleva la voz para avanzar en el camino de la prevención, para que todos escuchemos lo que tanto nos cuesta escuchar. Es la voz de otros muchos colectivos, de los profesionales de la salud o de los servicios sociales, de contextos educativos, de las fuerzas y cuerpos de seguridad, de los profesionales de emergencias, de los medios de comunicación o de las asociaciones de personas afectadas que nos encontramos cada día frente a esta realidad. Y quiere ser también la voz de todos los que hoy estamos aquí, todos los que hemos elegido trabajar por y para las personas y seguimos creyendo en ello.

JUNTOS pedimos a las Instituciones:

. Un Plan Nacional de Prevención del Suicidio que genere un marco para la creación de planes autonómicos y dotación presupuestaria suficiente para su puesta en marcha y ejecución. Es urgente y muy necesario.

. Una mejora de la Atención Primaria de salud en referencia a la detección de personas en riesgo de suicidio. Las consultas médicas de atención primaria son las puertas de acceso a los servicios de salud y son los espacios en los que se reciben a muchas personas en riesgo.

. Necesitamos que se atienda y se cuide especialmente la calidad de los servicios de Salud Mental hoy al borde del colapso y con escasos recursos humanos y económicos, al tiempo, que se implementen campañas que aminoren el estigma social que acompaña a la enfermedad mental.

. Es prioritario desarrollar Planes de formación para profesionales sanitarios, del ámbito educativo, social, personal de los servicios de emergencia y de las fuerzas y cuerpos de seguridad, y trabajadores que realizan su actividad con personas vulnerables, especialmente personas mayores, incorporando la prevención del suicidio a los planes curriculares.

. Urge elaborar un plan de actuación en la Redes Sociales para la detección temprana de riesgo de los más jóvenes y para desarrollar medidas de intervención y ayuda adaptadas a estas edades y a los medios con los que se comunican. Hoy el suicidio ya es la primera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años en nuestro país.

. Pedimos una mejora sustancial en los estudios estadísticos del Instituto Nacional de Estadística, hoy con respuestas de datos muy demoradas en el tiempo. Tardamos 2 años en tener datos que pueden permitir hacer planes de intervención más ajustados a la realidad de las personas de nuestro entorno.

. Y necesitamos un mayor apoyo y escucha a las organizaciones dedicadas a la prevención y a aquellas que aglutinan a los afectados y sus familias. Asociaciones como el Teléfono de la Esperanza o como muchas otras que trabajan por el cuidado de la salud emocional de las personas y Asociaciones de afectados y de supervivientes, de personas que han perdido a un ser querido que ha muerto por suicidio, cada vez más presentes en nuestro país.

Cada suicidio no se queda en una persona, o en una familia, cada suicidio nos toca a todos porque tiene también causas y consecuencias sociales. Es una tarea comunitaria trabajar JUNTOS de manera responsable para que esta realidad se haga visible, así podremos seguir avanzando en la comprensión y en la prevención.

Hoy es un día para celebrar nuestra humanidad y poder reconocer nuestra naturaleza vulnerable, nuestro propio sufrimiento y así estar más cerca de reconocer y comprender y el sufrimiento ajeno. Es un día para valorar la importancia del cuidado de la salud emocional, la importancia de cuidarnos y de cuidar.

Desde este reconocimiento podremos construir un mundo más humano, más solidario, un mundo en el que merezca la pena vivir.

Volver arriba
0
    0
    Carrito
    Tu carrito está vacíoIr a la tienda